Una cárcel en Sudáfrica, c. 2008
Mikhael Subotzky fotografió en 2008 a cinco presos abrillantando el suelo de de la cárcel de
Pollsmorr en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) (más fotografías aquí). Al mismo tiempo, entonaban cantos tradicionales del siglo XVII.
A continuación os dejo el comentario de María Victoria Noguera, estudiante del doble grado en ADE y Derecho (línea 1)
Si bien a día de hoy se reciben quejas sobre diversos aspectos negativos de las cárceles españolas por iniciativa de los propios españoles; cualquier cárcel europea es un hotel de cinco estrellas para un preso africano o latino, y no son pocas las razones que llevan a estos prisioneros a pensar de dicha forma. Además, la gran brecha que separa a los países democráticos desarrollados del primer mundo con los países pobres -debida en gran parte al gran índice de corrupción en estos últimos- repercute inequívocamente en la manera que tiene cada gobierno a la hora de respetar los derechos humanos de los presos.
A continuación os dejo el comentario de María Victoria Noguera, estudiante del doble grado en ADE y Derecho (línea 1)
Si bien a día de hoy se reciben quejas sobre diversos aspectos negativos de las cárceles españolas por iniciativa de los propios españoles; cualquier cárcel europea es un hotel de cinco estrellas para un preso africano o latino, y no son pocas las razones que llevan a estos prisioneros a pensar de dicha forma. Además, la gran brecha que separa a los países democráticos desarrollados del primer mundo con los países pobres -debida en gran parte al gran índice de corrupción en estos últimos- repercute inequívocamente en la manera que tiene cada gobierno a la hora de respetar los derechos humanos de los presos.
Original aquí |
Sala de estar en una prisión noruega (más aquí) |
En otro orden de cosas, la comparación de estas instituciones sudafricanas con los centros penitenciarios nórdicos, e incluso españoles, produce cuanto menos sonrojo (más detalles aquí). Uno de los aspectos que podría diferenciar las cárceles españolas (por no mencionar las de los países pobres) con las instituciones penitenciarias de los países del norte de Europa, es la inversión en la reinserción del encarcelado y no en el castigo. La pregunta que debe contestarse es si en pleno siglo XXI, ¿son las prisiones de máxima seguridad lo mejor que puede existir en la justicia penal? El castigo penitenciario no es más que una deshumanización de las personas, despojándolas de su dignidad y posibilidad de mejorar. Más preguntas, ¿acaso el ser humano no es capaz de aprender de sus errores y convertirse en una mejor versión de sí mismo? ¿Por qué se sigue convenciendo a la población de que aquellos que cometieron fallos en su momento deben pagar un elevado precio por sus delitos? Algunos datos altamente reveladores. La gran mayoría de las cárceles holandesas están cerradas o en alquiler. En Islandia, únicamente existen 147 presos frente a los 65,000 que hay en España; dichos presos viven su vida y desempeñan un papel importante en su entorno, trabajando de manera dinámica y sintiéndose útiles. Muchos de estos reclusos viven en cabañas y pasean por amplios espacios verdes. Mi pregunta final a modo de reflexión es simple: ¿por qué España no puede ser como Islandia? ¿podrá serlo algún día?
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