La transición democrática en España


El 22 de junio de 1976 más de 50.000 personas salieron a las calles madrileñas para protestar por los elevados precios. El fotógrafo César Lucas dejó esta imagen -de la calle Preciados y un niño subido a los hombros de su padre- como símbolo de los profundos cambios sociales y políticos que conllevó la Transición democrática en España.
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A continuación os dejo el comentario de Julia Carmona Figueroa, estudiante de 1º del Doble Grado en ADE y Derecho (línea 1)

La manifestación en la calle de Preciados 


Manifestación 1977 asesinato abogados laboralistas
Tras la muerte del dictador Franco en 1975, comienza en España un proceso de regeneración conocido como “la transición española”, sustituyéndose de esta manera una dictadura por un Estado social y democrático de derecho. Sin embargo no será una etapa fácil para el país, puesto que no todos están conformes con la monarquía que han aprobado las cortes franquistas. Este es uno de los principales motivos por el cual surgieron levantamientos y huelgas entre la sociedad española, la cual comienza a salir a la calle reivindicando sus propios derechos. En este sentido, el sindicato Comisiones Obreras (Marcelino Camacho) organizó numerosas manifestaciones con el objetivo de acabar con el sistema político implantado. Una de las principales causas fue la reclamación de subida de los salarios y la prosperidad de las condiciones de vida en el trabajo, además de requerir libertades como la de reunión, asociación o la libertad sindical.

En este contexto histórico se sitúa la primera gran manifestación de la Transición, la cual muestra la imagen en la calle Preciados de Madrid contra la “carestía de vida” con el objetivo de mejorar las condiciones de vida en “los barrios”. El 22 de junio de 1976, durante la Semana Ciudadana, se produce una amenaza contra el consumo puesto que la aglomeración de personas mostraba la protesta de los altos precios y se reivindicaba además “la legalización de asociaciones en trámite”. La manifestación se basó en la reivindicación de derechos mediante gritos y pancartas, dejando a un lado la fuerza. En las calles de Madrid se podían leer y escuchar frases como: “Abajo los topes salariales, Enseñanza Popular, Viviendas Populares, Legalización de las asociaciones en trámite”. Comenzaban en la Puerta del Sol para llegar hasta la plaza del Callao, y culminaron con la lectura de un documento leído el 16 de mayo en Aranjuez y publicado ese 22 de junio de 1976, donde se juzga la “caótica situación de la enseñanza, las deficientes condiciones de la vivienda, urbanismo, transportes y comunicaciones, así como la carestía de la vida y la situación de la sanidad”. Además se reclamaba “el reconocimiento absoluto de los derechos de reunión, manifestación y expresión y una amplia amnistía para los presos políticos”.

Finalmente, Antonio Villanueva, presidente, de la Federación de Asociaciones de Vecinos, pidió la disolución ordenada de la concentración. Sin embargo, numerosos grupos de jóvenes continuaron la revuelta por calles cercanas negándose a dar por finalizada la manifestación, motivo por el cual las fuerzas policiales tuvieron que intervenir de manera contundente (violenta) para acabar con la revuelta.


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